El sábado día 10 de febrero llegamos a la pequeña ciudad de Puerto Madryn, en la provincia de Chubut. Desde ese mismo instante nos consideramos dentro de la Patogonia argentina.
No es su importante fábrica de aluminio, única del país, la que da fama a esta portuaria ciudad, sino los 4000 km2 de reserva natural de Península Valdés que llenan de una riqueza faunística espectacular en condiciones de ser incomparable con otras zonas del mundo.
Península Valdés nos presenta una gran variedad de fauna terrestre y marítima, así como la posibilidad de avistar leones marinos, elefantes marinos, pingüinos de magallanes, delfines, toninas, ballenas y orcas entre otras especies. Uno de los mayores espectáculos faunísticos del mundo y que no pudimos observar por falta de suerte es la caza de leones marinos por parte de las orcas. Dicha caza es famosa porque da lugar en la misma orilla de la playa. Algo impresionante visto por televisor, inexplicable si lo ves en vivo. De todas formas pudimos disfrutar de colonias de leones y elefantes marinos, de siempre simpáticos pingüinos, de armadillos, de zorros, de innumerables especies de pájaros, etc...
Ver como se disputan el dominio de las hembras los machos de los leones marinos mientras sus crías chapotean en el agua o siguen a su mama para tomar su leche, de como los pingüinos toman el sol de pie y se balancean con la brisa del viento o como se arrastran los elefantes marinos para poder salir del agua e ir a tomar el cálido sol, mientras se disfruta de un tremendo y maravilloso paisaje, es algo que a uno le hace ver la simplicidad o la complejidad de unas u otras vidas.
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