Definitivamente Río de Janeiro nos ha cautivado. Playas, islas, montañas, música, bailes, favelas... todo ello junto al carisma de sus cariocas, hacen de Río una ciudad a la que no le falta de nada y que sea un destino único y muy especial para nosotros.
Aunque el monumento conocido mundialmente como mas popular de Río no deja de ser una estatua enorme del Cristo Redentor, su situación le hace muy especial. Prácticamente, desde cualquier lugar de la ciudad, se puede apreciar la cima del cerro de Corcovado con su Cristo observándote en todo momento; y viceversa. Desde los pies del Cristo se observa la totalidad de la impresionante ciudad (como ya comentamos cuando lo visitamos).
Pasear de noche por la diversidad urbana y paisajística de esta ciudad te permite disfrutar del espectáculo luminoso y acústico del lugar: el conjunto de luces de la infinidad de viviendas que forman parte de las favelas en los cerros, el reflejo de la iluminación de las calles y edificios en las aguas de las lagunas, el sonido constante del jazz, soul, samba... una auténtica maravilla para los sentidos.
Michel nos ha llevado a su casa y hemos tenido el placer de conocer a su encantadora familia (así ha salido él!). Una vez más, en nuestro viaje, nos va a costar mucho despedirnos de estos nuevos amigos. Ya tenemos planes no muy lejanos para recibirlos en nuestra casa. Intentaremos acogerlos y darles el cariño que se merecen y que ellos nos han brindado gratuitamente y con los ojos cerrados.
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