sábado, 2 de junio de 2007

Que bella es la naturaleza!!



Hoy ha sido un gran día. Por fin hemos podido contemplar las maravillosas Cataratas de Iguazú. Después de llevar casi 5 meses viajando y viendo cosas realmente bonitas, sin querer, uno resta interés a las cosas que está a punto de ver. Eso es lo que nos pasaba antes de presenciar algo que rápidamente nos ha hecho cambiar de opinión.
Solo habían pasado unos minutos cuando nos hemos dado cuenta de que estábamos delante de otra de las maravillas de la naturaleza. Las Cataratas de Iguazú responden a cualquier espectativa creada anteriormente e incluso la sobrepasa. Con caídas que superan los 70 metros de altura y con un caudal de 1500m3 por segundo, estas poderosas lenguas de agua hacen retumbar el suelo y arrasan con todo aquello que se interpone en su camino. Nada que caiga en sus redes tiene la más mínima posibilidad de sobrevivir. Lo que hemos presenciado hoy es lo más parecido que he visto en toda mi vida al fin del mundo. Si este lugar existiera, seguro que sería igual a lo que hemos visto hoy.

Cuando uno llega a la triple frontera tiene la posibilidad de visitar las cataratas desde dos lados diferentes. El lado brasileño y el argentino. La verdad es que merece la pena hacerlo desde los dos, pero si hay que elegir, uno tiene que hacerlo desde Argentina. La caminata esta dividida en tres circuitos que suman unos 3000m de recorrido. Mientras que en el lado brasileño solo existe un único circuito de unos 1000m. Ambas vistas son bonitas. Desde Brasil se ven desde la base y desde Argentina desde su inicio, o sea, desde la parte superior.En Argentina, el circuito es mucho más completo y, como colofón, te permite ver la mismísima Garganta del Diablo desde casi sus entrañas. Una larga e interminable pasarela que cruza increíblemente todo lo ancho del río, te lleva hasta la boca de las caídas más impresionantes de Iguazú, la Garganta del Diablo. Su nombre puede parecer exagerado, pero nada más lejos de la realidad. Cuando uno pone sus pies al final de la pasarela y mira hacia a bajo se le ponen los pelos de punta. Entre el ruido ensordecedor de la cascada y la fuerza del agua al caer, que levanta enormes polvoredas de agua vaporizada, hacen que a uno le invada una extraña sensación de miedo e inseguridad a la vez. La piel se te pone de gallina y no das crédito a lo tienes ante ti. Sin duda, la Garganta del Diablo es la mayor atracción de estas cataratas.
Cuando uno esta frente a ella se da cuenta de lo pequeños e insignificantes que somos ante la naturaleza cuando ella quiere. Nos empeñamos en destruirla cuando ella, solo con un suspiro, podría hacernos desaparecer sin ningún tipo de esfuerzo.


1 comentario:

Unknown dijo...

Hola queridos amigoslos sigo espiando y soplando en la nuca.
Me encanta la descripción que hacen de
la garganta del diablo, es realmente deslumbrante,estremecedor y único.Los sentimientos se mezclan,,no sabes si salir corriendo pero quedas petrificada ante tanta grandeza,es un espectaculo realmente inolvidable
un abrazo para los dos y CUIDENSEEEEEEEEE ELSI