jueves, 12 de julio de 2007

Vaya subidón!!


Después de visitar Salvador de Bahía y su pesada lluvia, llueve todos los días pero siempre acaba saliendo el sol, nos dirigimos a Natal. Natal es una bella población situada al nord-este de Brasil y que cuenta con gran parte del turismo del país. Sus interminables playas y sus espectaculares dunas hacen de esta ciudad un destino más que recomendable para el turista´.

Nosotros hemos tenido la suerte de tener nuestro recorrido por la zona bastante guiado, gracias a nuestro amigo gaucho André. Él nos proporcionó casi todo lo que teníamos que saber sobre Natal y sus alrededores.

Una vez llegados y aposentados en nuestro, nuevamente, humilde hostal, fuimos a hacer los inevitables trámites para preparar los siguientes dos días.

El primer día después de nuestra llegada alquilamos un Buggy y fuimos a disfrutar de las playas de Pipa, a 85 km al sur de Natal. La verdad es que nos arrepentimos bastante de esto por dos cosas:

Primero porque dicho coche no estaba en muy buenas condiciones y casi tenemos más de un percance durante el viaje. Suerte de nuestro gran conductor Quim que supo resolver cuanto nos sucedía en la carretera, jejeje.

Segundo porque la playa de Pipa nos decepcionó bastante. Uno espera encontrar aguas cristalinas y lindas arenas y cuando llegamos nos encontramos el agua revuelta y poca arena, comida por la marea. De todas maneras mereció la pena el viaje porque pudimos apreciar bellos paisajes, siempre bien recibidos para nuestra retina.

Al día siguiente contratamos a un buguero (conductor de buggies) para que nos llevara por el litoral del norte. Este día si que acertamos y de que manera! Ningún parque de atracciones puede igualar la descarga de adrenalina que proporciona un paseo con Kani (el buguero) por el interminable parque de dunas de Natal. Cuando apretaba el acelerador se nos cortaba la respiración. Subidas y bajadas, trompos y más trompos y... todos a gritar!! En muchos momentos pensábamos que volcábamos. Vaya dominio del volante de Kani, algo magnífico e indescriptible. El paseo por las dunas es algo que recomiendo a los amantes del riesgo. Alguno de nosotros se pasó la mayor parte del tiempo agarrado al brazo del conductor y tapándose la cara con la camiseta. Esto demuestra que en algunos momentos estuvimos un poco "cagaillos", jeje.

Mañana partiremos hacia Fortaleza, donde esperamos seguir disfrutando de este nuevo y esperado viaje.

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