lunes, 30 de julio de 2007

En pleno corazón amazónico




Muchas de las listas de diversos viajeros coinciden con destinos como la exótica Indonesia, la misteriosa India, el paradisiaco Caribe, la salvaje Amazonía... En las nuestras tampoco faltan. Esta vez nuestro destino ha sido al corazón de la selva Amazónica.

Sólo llegar a Manaus, capital del estado de Amazonas, nos dispusimos a buscar alojamiento y a organizar el resto de nuestra estancia en el lugar. Nos sorprendió la magnitud de la ciudad. Situada a orillas del río Amazonas, Manaus es importante, entre otras cosas, por su puerto que, en tiempos pasados, tenía gran actividad comercial, sobretodo con la exportación del caucho.

Al día siguiente, de madrugada, partimos hacia el mismo corazón de la selva a pasar un par de días. Horas de autocar y de lancha nos llevaron a unas pequeñas cabañas, hecha de cuatro palos y techos de hojas seca (sin paredes, claro está) donde nos íbamos a alojar esa noche. El lugar, apartado de la civilización, no disponía de luz, ni agua corriente...

Antes de comer nos adentramos en la espesa selva para avistar su flora y su fauna. "Cobra", nuestro guía, nos iba mostrando todo lo que se cruzaba en nuestro camino. Miles de olores y ruidos estuvieron presentes durante todo el tiempo y junto a lo que nuestros ojos captaban, nos íbamos empapando de todo lo que nos rodeaba.

Por la tarde, después de la agradecida siesta en las hamacas, fuimos a pescar pirañas en canoa. Cogimos las suficientes como para cenar los cinco esa noche!!! Lo curioso fue estar pescándolas a pocos metros de donde nos habíamos estado bañando horas antes. Toda una aventura!


Lo mejor fue de noche. Después de cenar, volvimos a subir a la canoa con nuestras linternas en la mano y paseamos por las proximidades para encontrar cocodrilos. Creo que ninguno de nosotros las tenía todas... En la canoa entraba agua y teníamos que ir achicándola constantemente. Sólo pensar en la posibilidad de caer allí, nos ponía la piel de gallina... Pudimos ver los ojos brillantes (gracias a la luz de las linternas) de dos cocodrilos!!! Uf! Realmente impresionante!


A las 5.30h. de la madrugada, después de una noche tormentosa, Cobra nos despertó para ir de nuevo al río, pero esta vez a observar los pájaros de la zona. Pudimos ver pájaros carpinteros, tucanes, loros gigantes... Después del desayunos volvimos a adentrarnos en la selva durante tres horas y bajo la lluvia. Esta vez encontramos tarántulas escondidas de la gran cantidad de agua que estaba cayendo. Nos quedamos con ganas de ver a los monos de la zona, pero valió la pena el paseo por el resto de cosas que vimos.

Antes de la vuelta a la ciudad, Cobra nos enseñó a hacer cerbatanas y nos las pudimos llevar a casa. Todo un maestro


Todos comentamos que la experiencia estuvo genial y que habría estado mejor alargar la estancia unos días más. Pero no disponíamos de tiempo ya que nuestro vuelo hasta Panamá para el día siguiente, ya estaba reservado.

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