jueves, 22 de marzo de 2007

Curiosidades limeñas



Pasear o desplazarse por Lima en sus micros es toda una aventura. Aunque hay algunos lugares destinados a sus paradas, te puedes permitir el lujo de subir o bajar de él en cualquier lugar. La mayoría son pequeños minibuses, en los que no siempre hay lugar para sentarte. Para saber el destino de cada uno de ello, una de dos, o lo conoces por usarlo habitualmente (caso exclusivo de los residentes) o lo vas preguntando a los cobradores que van en ellos, quienes se asoman por la puerta o ventanilla gritando y sin vocalizar apenas, las diferentes calles por las que pasa. Una vez consigues localizar el micro que te conviene, por un sol te lleva practicando RALLY y haciendo competiciones de velocidad con el resto de buses y vehículos, por las calles aglomeradas de un tráfico intenso. Cabe decir que las medidas y las distancias de los asientos, son puramente peruanas (no muy grandes, que digamos). Si llegas sano y salvo, "le das gracias a Dios" y rezas por el siguiente trayecto.


La mayoría de los comercios de determinadas zonas de la capital peruana, están protegidos por rejas metálicas que los protege, supongo, de maleantes. Para entrar en ellos, a menudo deben abrirte con llave y, una vez dentro, vuelven a cerrar.


Aunque el español que hablan los peruanos parece ser el que más se asemeja al que hablamos en España (a diferencia del que se habla en Chile, Argentina, Uruguay), sobretodo por lo que respecta a la fonética y línea melódica, hemos podido comprovar que tienen una jerga particular mucho más extensa. Es posible escuchar una conversación entre dos jóvenes y no entender absolutamente nada de lo que han dicho. Ellos chambean, son pendejos y huevones, tienen chelas y flacas e incluso se sacan la mierda.


En el comer no se nos van "los soles". Normalmente almorzamos por uno o dos euros cada unos. Ese coste nos permite tomar una buena sopa criolla de primero, pescado o carne acompañado de arroz, ensalada y patatas de segundo, algo casero de postre y algun jugo como bebida. Ir a comer a un buen restaurante te puede estar costando entre 3 o 4 euros por cabeza... Es difícil pasar hambre!


Seguimos encantados de nuestra estancia en Lima. Bruno, Gilda y sus familiares y amigos tienen mucho que ver en ello!!!

2 comentarios:

O.F. dijo...

Caray! Com us cuideu! M'ha fet gràcia el tema de les mesures "limenyes". Segur que en Rudi les deu estar patint, jaja... Bé a banda d'això, el menú m'ha recordat al de Nicaragua... arròs, carn, peix... Aix, quina enveja!

Naltros dijo...

jeje... Com coneixes els amics!!!

Tot ens recorda Nicaragüa. Els carrers, busos, menjars, olors... i molt costums, com per exemple conduir sense mesures amb vehicles en estat lamentable, portar 7 persones en un taxi (recordes???), quedar a una hora i arribar tard, molt menjar ambulant... Els preus, fan riure! Continuem ems els sucs naturals per menys de 50 cèntims!!!
Tot plegat aconsegueix consolar la nostra nostàlgia nica...

Un petó,

Cristina