Después de nuestra rápida visita a Chachapoyas nos dirigimos hacia el departamento de San Martín, donde se encuentra ubicado en plena selva amazónica, su capital Tarapoto. Muy famosa en Perú por considerarse el trampolín hacia Iquitos, cuya ciudad solo puede accederse por aire o río.
Después de unas 9 horas de viaje, Tarapoto nos recibió a golpe de Moto-Taxi. Unas 17.000 unidades de éste exótico medio de transporte pueblan esta selvática ciudad. Por unos 5 Nuevos Soles ( incluida la propina ) uno de estos vehículos nos llevó a nuestro nuevo hostal, limpio y barato. Una vez instalados fuimos a buscar alguna agencia de viajes para realizar alguna visita por la zona. Tras visitar un par, decidimos hacer la visita a la Laguna del Sauce, situada a un par de horas de la ciudad. Tengo que decir que, mientras íbamos por la calle nos encontramos con nuestros amigos de viaje Martina y Christoph. Compartimos otra rica cena al fresco en una terraza. Conversamos todo lo que quisimos y nos enteramos de la mitad. Ya que nuestro inglés es bastante malo y su español brillaba por su ausencia. De todas maneras no quedó ni un cabo suelto...o eso creo. Al día siguiente visitamos la laguna. Montados en un Land Cruiser recorrimos las embarrizadas carreteras de la selva. Como había llovido bastante los caminos estaban intransitables. Suerte de nuestro vehículo que nos llevó sanos y salvos todo el viaje. Por el camino íbamos dejando autobuses y demás estancados en el barro. Es lo que tienen las marchas reductoras. En dicho trayecto también tuvimos que cruzar el río en balsa. Si, si, en una balsa especial para transportar vehículos. Esta balsa no tiene motor y se mueve a través de un cable con polea y con la corriente que ayuda a llegar a la otra orilla. Todo iba bien hasta que el guía nos contó que hacía poco tiempo que se rompió uno de esos cables en otra parte del río y que un coche se fue al agua y la gente navegó río abajo durante varios km hasta detenerse, toda una aventura. Una vez llegado a la Laguna del Sauce pudimos dar un paseo en bote por todas sus aguas. Unos 5 km de largo por 2 km de ancho hacen que parezca más que un simple charco.
Disfrutamos de excelentes paisajes y degustamos ricas frutas tropicales, como el Zapote o la caña de azúcar ( que desde mi infancia que no probaba ). Visitamos pequeñas aldeas situadas alrededor de la laguna, donde hubo quien nos abrió amablemente las puertas de su casa. En fin, que todo lo visto hoy no se asemeja en nada a lo visto durante todo el viaje. Exóticos y espectaculares paisajes combinados con la amabilidad de la gente hacen que, de momento, Tarapoco sea un sitio más que recomendable para el turista aventurero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario